miércoles, 22 de septiembre de 2010

¿Cuestión de suerte?

A veces la suerte no se presenta como tal por sí misma, sólo hay que estar atento y sobre todo predispuesto para que se acabe teniendo.
Rara es la vez que estamos en esa predisposición, y hay acontecimientos, personas, actos, etc, que pasan por delante nuestra y ni siquiera los percibimos, lo importante es mantenerse alerta y visualizarlos aunque sea de refilón.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Una de ciudades

Es extraño esto de los sentimientos, a veces algo tan inmaterial como puede ser un conjunto urbanístico desordenado, puede llegar a crear una dependencia emocional que se encuentra fuera del alcance de nuestro control, supongo que tienen razón aquellos que afirman que un lugar siempre está ligado a una carga sentimental personal.
Puede que sea eso lo que me ocurra con Madrid, pero no puedo llegar a afirmarlo, generalmente no asocio sitios con personas, sino con vivencias más íntimas y personales cuyo final es una asociación de mi propia identidad con ese determinado sitio, en este caso Madrid.
No fue casualidad que el propio Velazquez inmortalizara e hiciera famoso ese cielo sobre la Casa de Campo, a veces rojizo, a veces azulado, pero tan característico de esa parte de Madrid, como tampoco fue casualidad que me quedara enganchado de ella Supongo que esa historia que mantengo escrita en mi corazón acerca de Madrid y de mí la he conseguido plasmar en la realidad y me siento bastante orgulloso de regresar una y otra vez por allí.
Estos días vuelvo a ir por allí, solo unas horas, pero seguro que le echo un vistazo a esos reyes godos de la Pza. de Oriente, o a ese Sancho Panza marchenero de la Pza. de España, o esas plazas tan madrileñas que me gustan tanto, Cebada, Paja, etc..Día seguro que se aprovecha para pensar y pensar,,y seguro que el resultado son pensamientos sanos, como deben serlo todos.
¿Qué puede enganchar de una ciudad, que no sea una conjunción de sentimientos o unas determinadas vivencias personales vividas con alguien? Mi respuesta: Muchas¡